domingo, 24 de octubre de 2010

Ardiendo dentro de mi hoguera me siento mejor.

Una Hoguera llena de pasiones, sentimientos, recuerdos, luchas,risas, lloros, lamentos, remordimientos...
Sí, mi Hoguera personal, que voy alimentando día a día y noche a noche, con todas aquellas cosas que están en mi mente más de 3 segundos.
Esa Hoguera que en las noches de insomnio me da calor, pero que en los días de calor interno me agobia y huyo de ella.

¿El problema? si no le hago caso a mi Hoguera, se apaga, pero si le hago demasiado caso, explota y me quema.

Ahora, lo único que quiero es que mi Hoguera me mantenga viva, que sin ella no soy nada, que sin su calor no vivo, y sin su luz rojiza me quedo en la oscuridad absoluta de un interior vacío, que ella ilumina y hace acogedor.
La Hoguera es, al fin y al cabo, lo que me forma, lo que hace que yo sea así, y con la que convivo día a día.

No le tengo miedo... ya me quemó más de una vez, y de eso aprendí.
También se me apagó... y  estuve perdida y sin rumbo.
Pero ahora... me sigue, me acompaña y me da fuerzas.

Así, vuelvo a decir, que ardiendo dentro de mi Hoguera me siento mucho mejor.