miércoles, 18 de agosto de 2010

-Mamá,¿ Cuándo seré libre?
- ¿Libre? Cuando quieras, cariño... es más, ya eres libre.

Mentira...

Incluso esa niña sabía que no era libre.
O al menos ella no se sentía así.
No. Simplemente porque nunca le habían definido la libertad individual.
O tal vez sí, pero lo cierto es que no era libertad.
No lo era porque desde pequeñita le habían dicho lo que está bien, lo que está mal, lo que debe hacer, lo que no...

Ya pasados los años, esa pequeña niña que seguía persiguiendo la libertad, acabó consiguiendo su objetivo. Así lo sentía ella.
Formaba parte de ese pequeño y muy selecto grupo de personas de todo el mundo, que sabían vivir de una forma distinta.
Una forma más amable, una forma más tranquila y a la vez emocionante.
Sin estar sujeto a eso que llaman horario, a eso que llaman hogar, a eso que llaman trabajo fijo o hipoteca.

Muchas noches pensaba, que a lo mejor estaba mal lo que ella hacía...que lo normal es lo del resto de la gente...y se dormía con una rara sensación.
Al día siguiente se despertaba con la ilusión, la esperanza y las ganas de seguir por el mundo, haciendo lo que ella quería, ganandose la vida como ella quería, moviendose de país en país como ella quería y saliendo a la calle sabiendo que le quedaban las 7 vidas que tiene un gato y un universo entero por recorrer.

-Mamá, ya soy Libre.

martes, 17 de agosto de 2010

Bajo la Luna

Aquí bajo la Luna pasan las noches de melancolía, recuerdos, y promesas absurdas que mañana desaparecerán de la cabeza. Otras veces estás algo más frustado con la vida, la gente o algo similar y te vas a la cama con el ceño fruncido y cagandote en todo tipo de personajes conocidos o imaginarios, que al final(pobrecillos) acaban cargando con todo.
Pues bien, esta noche parece ser de ese tercer tipo en el que sin saber por qué te limitas a pasar olimpicamente de la humanidad. Sí, yo creo que son las mejores... Esas noches en las que te la suda lo que te diga aquella persona que creías echar de menos... y resulta que sí, que esas primeras noches de melancolía te lo recordaron (¡qué putas!)... y también resulta que las noches de cabreo te dijeron que a él le da igual (o al menos eso demuestra).
Esas noches en las que las canciones de amor te emocionan y luego piensas: bah! eso no existe...que cursilada...
Esas noches en las que te encantaría secuentrarle, maniatarle y pegarle la paliza de su vida, pero realmente sabes que si lo hicieras antes te meterías en su cama horas y horas y olvidarías todo con dos besos suyos.

¡Ay! ¡que asco de noches!

Y tú, ¿qué haces? pues al final te limitas a fumarte ese valioso cigarillo frente a la Luna con tu canción de la noche, que ¡qué casualidad! lleva meses siendo la misma, y pensando: mañana todo va a cambiar...