viernes, 17 de diciembre de 2010

Hay mañanas que me levanto filosófica, o algo así.

Por ejemplo hace un par de días. Me levanté tarde. No llegaba a clase. Y pensé: " Tengo dos opciones: uno, hacer todo a toda hostia, correr, coger el bus y llegar 15 minutos tarde a clase, que bueno, no es mucho; o dos, desayunar tranquilamente, darme una ducha e irme a clase con calma".
Asi que, como todos haríais, escogí la opción dos.
Me puse musiquita, levanté las persiana y entró el Sol. Entonces recordé a un tronado que conocí el otro día, que me hablaba del Tao. Me acordé del fluir del agua y del viento. Me acordé de todo lo que sé sobre la filosofía oriental taoista.

Asi que me fui a la librería del mejor de los taoistas independientes que conozco ( mi padre) y escogí un libro. Se llamaba "El seguir del Tao". Son meditaciones de un taoista del Siglo XXVIII. Me leí parte del libro en el bus, de camino a clase...

Estuve toda la mañana dándole vueltas a mil cosas.

Para no dejar de lado mi semana filosófica, hoy me he cogido otro libro que tengo desde hace tiempo, y que es sobre las enseñanzas de un gurú de Sudamerica. Con mi mente ya más abierta, lo he entendido mejor que el taoista. También porque es más claro, menos metafórico y menos literario.

Pero me he dado cuenta de algo fundamental: ya sea en Perú o en China, ambas filosofías persiguen un mismo camino:
Enseñar a la gente a pensar por sí mismos. A negar el hecho de que somos un ego simple y sin decisión. A aceptar la naturaleza que nos rodea, la naturaleza que nos forma, y así aceptarnos a nosotros mismos. Esto nos lleva a un estado en el que la mente y el corazón se abren. Aprender a no enturbiar lo que realmente eres. Aprender a ver una realidad que la gente que no para a pensarlo no ve.
Entre otras miles de cosas, te dan a entender que lo esencial y la esencia de cada uno se puede manchar (como ocurre con la mayoria) con avaricias, codicias y penas injustificadas del mundo cotidiano. Pero si tu mente está libre de todas esas cosas, la armonía y el equilibrio contigo mismo y con tu alrededor llega a su máximo esplendor, aunque sea en situaciones casi incontrolables.

La verdad que ahora mismo tengo muchas cosas en la cabeza, muchas ideas, muchas aclaraciones y muchas metas mentales que conseguir, y están todas mezcladas. Pero luego me paro y pienso: ¿realmente quiero controlar mi mente? ¿realmente soy lo suficientemente fuerte como para lograr cambiar todas esas cosas que me estorban y me enturbian?
Si os digo la verdad... creo que sí que puedo. Es más, todos podemos hacerlo si queremos de verdad. Lo que es realmente difícil es saber compaginar la vida actual y frenética de la sociedad en la que vivimos con la vida de liberación mental que queremos conseguir...

Pero como decía mi abuela: pasito a pasito...se hace el caminito.

1 comentario:

  1. Y la creencia en tus creencias, en las que has creado tú solita... serán las que hagan algo, lo demás ya está demasiado visto y creer en ti y en la naturaleza es poder contra todo lo demás o a favor de todo lo demas...
    Cambiemos el mundo nenaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar